La oficial Yamila Palacios, perteneciente a la policía de Rojas, se encontraría totalmente desbordada psicológicamente como consecuencia de los niveles de exposición que están teniendo las denuncias que se van sumando respecto a sus excesos en el ejercicio de su trabajo como agente policial.
Si bien aún cuenta con cierta protección que le otorgaría una cercana relación con el más alto funcionario político de seguridad local y jefes policiales; la incertidumbre por la sanción que podría recibir, estaría provocando un desequilibrio en su psiquis que, incluso la llevaría a amenazar a sus propios protectores.
En las últimas horas, volvió a resonar el caso de los bolsos con droga y plata que arrojaron desde una avioneta en noviembre de 2017. Ésto no es casual, dado que el tema amenazaría con hacer estallar a la oficial Palacios; ella fue la primera en llegar al lugar de los hechos y, se presume que estaría involucrada en la desaparición de un bolso con una millonaria suma de dinero, que se habría repartido en las superioridades policiales y políticas.
Ésto da cuenta de la gravedad que está tomando la permanencia de esta mujer en la fuerza policial, lugar del cual la tendrían que haber expulsado hace tiempo, atento los antecedentes que registraría, no sólo por sus excesos en los operativos, sino porque su estado psíquico no sería el normal para ejercer tan abnegada y arriesgada profesión.
Cabe destacar que contaría con más de un ingreso confirmado en instituciones de salud mental a causa de comportamientos que habrían puesto en riesgo a su propia familia, hace varios años.
Frente a estos antecedentes y la presión que estaría ejerciendo ante sus protectores políticos y policiales, al más alto nivel, cabe preguntarse, quién será el responsable de una persona que, con estas condiciones, sigue portando un arma, con la que podría cumplir sus amenazas de muerte.
Recordemos que el caso que hizo estallar públicamente la situación fue dado a conocer por nuestro medio el pasado sábado 24 de noviembre, cuando la agente arrestó, durante la madrugada de dicha jornada, a un joven que se encontraba en la vereda de una gomería. Al momento de la detención, lo acusó de robar unas cubiertas que el mismo dueño del comercio declaró haberlas dejado afuera para que se las llevaran los recolectores de residuos.
Es tanto, no se necesitan muchas explicaciones para notar que le armó una causa al joven, no sólo de forma abusiva, sino muy burda. A pesar que los trascendidos indicaron que la suspenderían o trasladarían, mientras Asuntos Internos sustancia los expedientes en su contra, la mujer continúa en función y, lo que es peor, con un arma en su poder.
Habrá que estar atentos a cómo se escribe el final de esta historia que, ahora incorporó a las tristemente célebres “mejicaneadas”, puesto que meterse con el mundo narco, en el 99 por ciento de los casos es un camino de ida.