Hay, ciertamente, algo de fracaso colectivo en la imposibilidad de evitar la muerte de una niña de 11 años. Fallaron, por lo menos, las instituciones de esa sociedad que tienen responsabilidades y recursos frente a esas situaciones. Ahora queda por delante "hacer justicia".
Desde el primer minuto que apareció muerta Candela, la sociedad asiste a una escalada de "información" tendiente a mostrar a la familia de la niña con vinculaciones con el mundo del hampa que, según dicen, son cada vez más extendidas y más graves; a poner en evidencia que todo se trató de una venganza entre delincuentes; a colocar, en suma, la responsabilidad en la familia. Casi una cuestión personal de los Rodríguez y sus "amistades" mafiosas. Un asunto desvinculado de la "inseguridad" que es responsabilidad del Estado.
El padre de Candela está preso y otros parientes están también detenidos y procesados. Se supo desde que desapareció la niña. Y aunque ni siquiera hay pistas firmes de que así haya sido, asumamos que se trató de una venganza de delincuentes vinculados con delincuentes que integran la familia de la nena. El crimen fue cometido, entonces y según los "datos" que se dejan trascender, por una banda profesional, peligrosísima, con características de mafia que -debe suponerse-, además de cometer "vendettas", se dedica al robo, el secuestro y el narcotráfico. De ese panorama que nos describen surgen mil interrogantes que deben ser respondidos. Pero hay uno esencial: la sol existencia de esa banda ¿no tiene que ver con la inseguridad?
UN MALENTENDIDO
En una provincia donde la responsabilidad de investigar delitos la tiene en los papeles
Una distorsión, por lo demás, con la que se ha hecho la distraída siempre casi toda la clase política, incluida la opositora, a la que le resulta más cómodo hacer reclamos coyunturales al oficialismo que plantear problemas de fondo y estructurales que alcanzan a otros Poderes.
Los papeles -las leyes- dicen que el fiscal investiga y
Mientras tanto, la muerte de Candela exige su urgente y completo esclarecimiento, para la condena ejemplar de los autores uno de los crímenes más aberrantes de la historia bonaerense, sea o no producto de una venganza entre delincuentes.
TODO QUEDO COMO ESTABA
En otro orden, en la semana que pasó se conoció el escrutinio definitivo -realizado por
Sobre este capítulo inquietante para la transparencia de la piedra angular de la democracia -las elecciones-, se podría escribir un libro. Pero valga un resumen: el escrutinio definitivo corroboró el provisorio porque se hizo con actas de urnas que reiteraban muchísimas de las irregularidades denunciadas y ni una sola fue revisada. La verdad estaba en las urnas pero no se abrieron. No había tiempo, dicen.(Fuente: EL DIA)