La provincia

Con un rebrote de calor, arrancó el clima electoral

Scioli, al informar sobre la detención de una megabanda de narcotraficantes. La gobernación busca volver a la agenda clásica tras el impacto de la trágica inundación
Scioli, al informar sobre la detención de una megabanda de narcotraficantes. La gobernación busca volver a la agenda clásica tras el impacto de la trágica inundación

Por Marisa Alvarez

 

Mientras trata de salir del shock que significó la trágica inundación de La Plata, la Provincia está entrando, a paso raudo, en el tiempo electoral. Lo marca el almanaque. Falta menos de un mes para que expire el plazo que tiene el gobierno nacional para convocar a las primarias. ¿Lo hará? Si lo hace, faltan apenas 50 días para cumplir con el requisito de presentar las alianzas o frentes que puedan formalizar los partidos, y 60 días para elevar las listas de candidatos. Y consecuente con el calendario, un nítido clima electoral comenzó a instalarse en los últimos días, recalentado no sólo por un inesperado regreso del verano sino por la nueva y masiva movilización ciudadana del jueves último.

MENSAJES PARA TODOS Y TODAS

Como ya ocurrió con las marchas anteriores, la política bonaerense prefiere detenerse en el rasgo sobresaliente de esas heterogéneas mareas humanas que, autoconvocadas, copan la calle: la variedad, cantidad y calidad de reclamos directamente dirigidos al gobierno nacional que expresan esas movidas. Esa es la lectura que se admite en los ámbitos vinculados al gobierno de Daniel Scioli, a los intendentes de cualquier signo y -ni hablar- a la oposición.

Pero a quienes gobiernan en la Provincia -en cualquier estamento- los intranquiliza lo que no confiesan: que saben que en algunos de los reclamos centrales de estas movilizaciones -como en el drama de la inseguridad-, la ciudadanía reparte responsabilidades, aunque esté claro que concentra su mayor cuota de bronca en lo que rechaza o cuestiona del gobierno de Cristina. Una concentración que, además, empieza a preocupar especialmente en estos tiempos electorales, a funcionarios y dirigentes que pertenecen al oficialismo y, más precisamente, al espacio kirchnerista.

UNIDOS O REJUNTADOS

La oposición, en tanto, se muestra convencida de que la movilización del jueves pasado le dejó planteado un inequívoco y urgente reclamo de “unidad”. Electoral. Para “ganarle al kirchnerismo”. Desde su heterogeneidad, los mensajes de esas concentraciones son, en rigor, sumamente complejos, y los analistas señalan que, ciertamente, hay una crítica explícita y dura de esos sectores ciudadanos a la oposición por su incapacidad para reaccionar y actuar frente al Gobierno, y que visualizan en su atomización una de las razones de esa ineficacia absoluta. Pero advierten que no necesariamente por eso “los indignados” están esperando ni queriendo una unidad que implique “cualquier rejunte” con tal de ganarle al kirchnerismo. Ni significa que votarán a cualquier candidato.

Que la oposición crea que la ciudadanía movilizada le ha dado una especie de ultimátum para la “unidad”, quizás admita una explicación psicologista. Vinculada a la culpa. El 18A, a siete semanas de la definición inexorable de eventuales frentes electorales, encontró a todos los sectores opositores totalmente disgregados, pero además en medio de duros tironeos y ríspidos cruces que parecen más encaminados a consolidar distancias y peleas, con miras a una batalla electoral que los encontrará enfrentados, que a discutir diferencias en busca de las coincidencias.

DE NARVAEZ Y MACRI, MAS DESUNIDOS QUE NUNCA

Apoyado en encuestas que dicen que podría obtener algunos puntos más que la hasta ahora primera candidata de la Casa Rosada, Alicia Kirchner, Francisco De Narváez viene dedicando su mayor esfuerzo a ser uno de los fundadores de un presunto nuevo armado nacional del peronismo disidente, con el cordobés De la Sota y el sindicalista Hugo Moyano. A nivel bonaerense cree que todos los sectores y grupos del peronismo que comparten ese posicionamiento -La Juan Domingo, por caso- se encolumnarán mansamente tras su candidatura, sin necesidad de negociaciones ni acuerdos.

Y cree que lo mismo pasará con quienes hasta ahora se alinean en el macrismo, pero “sin Macri”. De Narváez apuesta, concretamente, a vaciarle el espacio al porteño a nivel provincial, sin ningún tipo de alianza formal con él. Busca mostrarse, en suma, como candidato de un “peronismo puro” y espera que, de cualquier modo, Macri presente un armado -que, hoy por hoy, no tiene un candidato que mida más de seis puntos-, para ganarle holgadamente en octubre. Ganarle por lejos al armado de un aspirante a la Presidencia en 2015, se entiende. Todo, desde su cada vez más explícita “sintonía” con el gobernador Daniel Scioli que, a su vez y como ya se sabe, jugará orgánicamente con el kirchnerismo, le reconozcan o no en las listas su imagen y su caudal de adhesiones en la Provincia.

PARA QUIEN JUGARA MASSA

Mientras tanto, Sergio Massa, quien desde hace meses alimenta conjeturas sobre una eventual candidatura propia en octubre por afuera del kirchnerismo, sacudió al oficialismo con una virulenta embestida sobre Scioli, cargada de críticas a su gestión tan duras que llevaron al Gobernador a ordenar a un batallón de funcionarios y legisladores que salieran a contestarle. Muchos conocen las broncas y reproches que ambos dirigentes vienen alimentando cruzadamente desde hace tiempo. Pero hace menos de un año, Scioli y Massa se mostraban juntos, con la intención indisimulada de que “el mundo” creyera que estaban en vías de formar una “dupla invencible”.

Ahora, el ataque de Massa sobre Scioli abrió un nuevo y amplio espectro de especulaciones. Para algunos, es señal de que el tigrense decidió finalmente ser candidato por un espacio propio -es decir, resolvió enfrentar al kirchnerismo- y con la andanada sobre el Gobernador largó la campaña. Otros afirman, por el contrario, que esta semana hubo indicios de que Massa puso en marcha el armado final de un espacio propio que ofrezca a Felipe Solá como primer candidato. Los analistas creen que, en el primer caso, Massa podría concentrar una intención de voto que podría llevar a De Narváez a repensar su estrategia y unificar, de cualquier modo, el voto opositor en la Provincia, pero mientras tanto ambos protagonizan una pelea que gana intensidad y dureza. Y advierten que la otra alternativa repartiría de tal modo el sufragio opositor -entre las listas de De Narváez, de Solá y del macrismo- que constituiría la jugada soñada por la Casa Rosada.

Desde el autodenominado espacio de centroizquierda, en tanto, la “unidad” parece costar también inmenso trabajo, aunque el presunto “mandato” del 18A apurará -como es explica en esta misma edición- las gestiones en ese sentido.

Fuente: EL DIA

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