Panorama político bonaerense

Buscar luz al final del túnel

En la gestión Scioli hay optimismo y tranquilidad, aún a pesar del caso Candela que, lejos de disiparse pone en foco toda la problemática de la inseguridad y la impunidad.
En la gestión Scioli hay optimismo y tranquilidad, aún a pesar del caso Candela que, lejos de disiparse pone en foco toda la problemática de la inseguridad y la impunidad.

Las encuestas sonríen y los resultados de las primarias de agosto fueron más que buenas noticias. Se especula al máximo con que el rival que pretende dar pelea, Francisco De Narváez, no tiene gestión comprobada y apenas hizo alguna estridencia con un mapa del delito sin metodología específica y de naturaleza caótica.

 

Pero la misma lógica de los medios de la cual se hace usufructo cuando los casos terminan con final feliz, el secuestro y la muerte de la menor amplifica debilidades del Estado para enfrentar crimen organizado, bandas de secuestradores y demás situaciones delictivas complejas.

 

Los mismos medios que antes acompañaban a Scioli e hicieron silencio con respecto a la inseguridad en la previa de las primarias, resolvieron darle la mayor visibilidad y extensión de las coberturas, luego del macabro desenlace del episodio Candela.

 

Las dudas persisten más allá de las detenciones y las declaraciones bajo reserva de identidad. La sensación de impunidad aún sigue y eso no es positivo ni para Scioli ni para todos aquellos que reclaman la mayor e inmediata claridad en una causa compleja.

 

La oposición, mientras tanto, con sus limitaciones intenta avanzar sobre la figura del ministro de Seguridad, Ricardo Casal, pero éste esquivo toda la presión dando imagen de colaboración con un reclamo de transparencia. Concurrió de inmediato a la Legislatura antes de que se promueva un escenario de virtual interpelación, donde el escarnio, suele ser el invitado especial.

 

Pero hay quienes dicen que hay que buscar fusibles por otro lado. Por su alta exposición en el caso y los resultados esquivos la lupa amplifica la imagen del jefe de la policía bonaerense, Juan Carlos Paggi.

 

La información da cuenta que la situación de Paggi sólo se encuentra solventada por el propio gobernador Daniel Scioli, porque de allí para abajo, incluido el propio ministro Casal, no hay mucho tiempo dedicado a respaldarlo con entusiasmo.

 

Desde la época de Casal como ministro de Justicia que no hay una buena relación de éste con Paggi. Por aquel entonces, el funcionario político impulsaba proyectos que no contaban con el apoyo del encumbrado jefe policial.

 

El tiempo los acercó hacia un mismo ámbito de acción y desde entonces, ambos demarcan la cancha constantemente. Casos de estas características, por lo trascendente y delicado, suelen también marcar desenlaces donde alguien tiene que ceder. Y ceder, en estas circunstancias, significa abandonar el barco.

 

 

 

Los allanamientos y las detenciones de esta última semana significaron algo así como un bálsamo. Pero, el debate sobre la inseguridad quedó abierto y en agenda.  Esto significa que queda en situación de examen permanente la gestión de Scioli.

 

No abundan más recursos políticos, salvo esperar en silencio a la culminación de una situación por demás tormentosa.

 

Mientras tanto, desde distintos escenarios del oficialismo presiona por reinterpretar el caso Candela como un mero ajuste de cuentas o situaciones de extorsión que quedan muy lejos de un hecho común de inseguridad pública.

 

No obstante quedó expuesto un estado vulnerable donde grupos delictivos pueden utilizar su logística para burlar el más importante despliegue policial.

 

Para este episodio puede servir durante un tiempo, pero no todo el tiempo la imagen de preocupación del gobernador Daniel Scioli consolando a una víctima más de la inseguridad. 

 

Aparece como insuficiente si no llega a tiempo un esclarecimiento que, además, resulte creíble para la sociedad.

 

Es algo así como volver a ver luz al final del túnel.

 

Fuente: Agencia NOVA

Comentarios