El agua dulce constituye menos del 1% de toda el agua del planeta. El resto es agua salada de mares y océanos, o se encuentra de forma de hielo en los casquetes polares, y por estos motivos no es útil para consumo personal, agrícola, ni industrial. Una canilla que gotea representa un gasto de 46 litros/día, un tanque de reserva con deficiencia en el flotante 2600 litros/día, y un depósito de inodoro con deficiencia en el flotante 4500 litros/día. Una descarga de inodoro consume 20 litros de agua; una ducha breve (10 min.) 80 litros; un lavarropas utiliza 100 litros en cada lavado; un baño de inmersión 150; y el lavado de un auto mediano alrededor de 500 l.
Todos estos gastos son de agua dulce, y potabilizada. El proceso de potabilización del agua dulce de fuentes naturales es largo, costoso y complejo. Incluye la captación, el tratamiento, y el transporte mediante redes a los lugares de consumo.
El tratamiento consiste en separar el agua de los contaminantes, y cambiar su composición de acuerdo a su uso particular, lo cual requiere la utilización de químicos, energía y recursos.
Es por eso que es necesario realizar un uso sustentable del agua, introduciendo un cambio de gestión, pensando en el ahorro, reciclado, y eficiencia de su uso; que asimismo, traerá beneficios a las entidades que las adopten.
Por ejemplo, el Hotel Bristol de las Termas de Río Hondo en Santiago del Estero colocó un cartel que decía: “Estimado Huésped: Para el aseo de las toallas y la ropa de cama, utilizamos el agua termal. Las Aguas termales de Las Termas de Río Hondo son mineromedicinales de gran valor terapéutico y nos dan una mejor calidad de vida. […] es por ello que lo invitamos a colaborar con la iniciativa de preservar estas Maravillosas Aguas a través de un simple gesto: -Si deja las toallas en el suelo, se las cambiaremos. -Si las cuelga el toallero, sabremos que las utilizará una vez más. Gracias por acompañarnos en este pequeño y gran aporte para nuestra casa que es la Tierra. […]”
Seguidamente a la implementación del programa de reuso de toallas se dieron resultados positivos y se hicieron observaciones útiles para el establecimiento. Estos son algunos de ellos: el lavado de toallas diario bajó un 40%; se facilitó la tarea las mucamas de la limpieza, porque los huéspedes se preocuparon más en separar las toallas que quieren que se limpie; se ahorra más agua; disminuye el consumo de energía eléctrica; se reducen los costos operativos y de productos de limpieza; se producen menos aguas grises (agua sucia por su uso en la limpieza); se prolonga la vida útil de las prendas; baja el tiempo que utiliza el personal en lavandería, estando disponible para otras actividades; y se instruye al huésped en cuestiones ambientales.
Algunas de las recomendaciones de la Secretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires a la hora de mejorar la efectividad con que se usa el agua son: fomentar la formación de los empleados respecto al tema; instalar cisternas de almacenamiento de agua de lluvia; utilizarlas máquinas de lavar a carga completa; establecer un programa de mantenimiento preventivo de las instalaciones para evitar el goteo de los grifos y duchas, o filtraciones en inodoros y cañerías; utilizar las aguas grises para regar; colocar reductores de presión; y reducir el volumen del agua de descarga de los inodoros introduciendo botellas o ladrillos en los depósitos.
