La provincia

El año que vivimos en peligro

Scioli este sábado, con el jugador del Málaga Javier Saviola, en un partido benéfico
Scioli este sábado, con el jugador del Málaga Javier Saviola, en un partido benéfico

LA PLATA, Diciembre 30.-(Por Marisa Alvarez ) Termina un año difícil para los bonaerenses. Las finanzas de su Estado pasaron del rojo que acumularon durante muchos años a una situación de franca crisis, poniendo en jaque la prestación de servicios clave.

El estallido de las cuentas públicas de la Provincia quedó en evidencia a mediados de año, cuando la administración de Daniel Scioli no pudo pagar en tiempo y forma el aguinaldo de su medio millón de agentes y tuvo que anunciar que lo iba a abonar en cuatro cuotas mensuales.

EL ESTALLIDO

Fue la consecuencia de la brecha cada vez más abismal entre lo que recauda y gasta el Estado, combinada con la imposibilidad de financiarla tomando préstamos -nuevas deudas- como no fuera a tasas ridículamente altas, o no siquiera así. Y fue la consecuencia de mayor impacto público, pero no la única. Cayeron también en la mora y la incertidumbre los pagos de insumos y servicios básicos. El agotamiento de las provisiones para los comedores escolares y las dificultades para su reposición fueron sólo una de las tantas caras de la explosión de las cuentas.

El gobierno provincial logró, con todo, achicar la crisis del aguinaldo, liquidándolo entero un mes más tarde de lo debido, al costo de pagar con bonos a un año buena parte del resto de los gastos -y eliminando otros, con los consiguientes reclamos y tensiones-, de tomar un préstamo “del mercado” a tasas altas y con una “ayuda” del gobierno nacional, oportunamente “facturada” por la Presidenta por cadena nacional aunque se trató de un préstamo de la Anses a devolver dentro de un año y a tasa de interés salada.

En semejante contexto, la administración sciolista celebró como un logro destacado poder cerrar el año pagando el último medio aguinaldo y los sueldos de diciembre en tiempo y forma, esta vez sin “auxilio” nacional de ningún tipo. Y teniendo en cuenta la profundidad del desequilibrio, en cierta forma lo fue.

PALIATIVOS Y CRISIS DE FONDO

Pero para que eso fuera posible, el año que termina presentó otra característica inusual: tres aumentos y “retoques” de impuestos a lo largo del ejercicio, junto a un freno del gasto, incluidos algunos no prescindibles, y, como se dijo, a una fuerte y generalizada postergación de pagos.

Esas medidas, por lo demás, ni se acercaron a una solución -fueron, apenas, paliativos coyunturales- de la crisis de fondo. Una crisis profunda, ancha y creciente que, según coinciden los especialistas, sólo podrá ser superada si se aplicaran firmes políticas de eficientización del gasto y de la recaudación que, inexorablemente, se apoyaran en un cambio estructural a esta altura imprescindible para sanear las cuentas bonaerenses: una más justa, y por lo tanto, mayor porción de la recaudación de impuestos nacionales para la provincia que aporta el 40% de la riqueza del país y tiene similar porcentaje de población y recibe sólo el 21% de los ingresos tributarios federales.

Mientras tanto, las propias previsiones oficiales señalan que en 2013, con un gasto apenas ajustado para asimilar la inflación, sin crecimiento real de partidas en obras ni servicios básicos como salud, educación y seguridad, con un nuevo aumento de impuestos que regirá desde el 1º de enero, la administración provincial tendrá que salir a buscar financiamiento por unos 20 mil millones de pesos, sin contar los que demandará -¿unos 15 mil millones más?- el aumento salarial que se pacte para el nuevo año, al que, por lo pronto, aspira a pagar en cuotas.

Ante semejante déficit, sólo una mejoría sustancial en las condiciones generales de los mercados y en la confianza de pago de la Argentina y del Estado bonaerense en particular, que le permita a la Provincia volver a acceder al crédito “normal” -en cantidad y costo-, evitará una nueva crisis de pago de rubros tan delicados como los salarios. Eso, o un auxilio sustancial de la Casa Rosada, quizás factible en un año electoral aunque la Administración Scioli se plantea, por las dudas, una especie de “vivir con lo nuestro”, sin incluir una ayuda de ese tipo en sus previsiones y decisiones de gasto, empezando por los aumentos salariales que resuelva.

POLITICA Y ELECCIONES

En el plano estricto de la política, en cambio, el que ya se despide pareció ser el año de la consolidación de Daniel Scioli como figura con proyección electoral nacional.

El Gobernador abrió el 2012 anunciando públicamente su aspiración de ser el candidato presidencial del peronismo en 2015. Armó por primera vez espacios políticos propios -como la agrupación La DOS- y respaldó la creación de otros fuertemente afines, como La Juan Domingo. Y cierra el año con una imagen positiva que, según coinciden en señalar varias encuestas, lo coloca como el dirigente mejor posicionado. Factores que lo terminaron ubicando como el político “más mirado” por la propia política -oficialista y opositora- y afuera de ella, a la hora de evaluar alternativas para el 2015 y, en particular, para un eventual final de la era de poder ultrakirchnerista.

Las peleas electorales por venir no aparecen, con todo, fáciles para nadie. Primero está el 2013. Es prácticamente seguro que, por conveniencias mutuas, el ultrakirchnerismo y el sciolismo lograrán cerrar acuerdos para esos comicios pero luego el peronismo podría sumergirse en la madre de todas las batallas para definir una interna que amenaza con ser cruenta. Y la oposición, aunque termina el 2012 sin haber definido armados ni candidaturas, mantiene fuertes expectativas de recuperar en las elecciones del año que viene un caudal de adhesiones que mengüe el capital oficialista y la reposicione de cara a la gran compulsa del 2015.(Fuente: EL DIA)

 

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