LA PLATA, Septiembre 28.-(Por Marisa Alvarez) El 27 de octubre ha perdido todo el encanto del misterio que, obviamente en torno de los resultados, suelen concentrar las jornadas electorales. Ya no queda enigma en pie. Los guarismos de las primarias y las encuestas posteriores marcan tendencias que difícilmente vayan a sufrir modificaciones sustanciales.

Quedan apenas algunas dudas acotadas que por estos días generan especulaciones y apuestas. ¿Sergio Massa superará o no la simbólica barrera de los 40 puntos? ¿En cuánto se ubicará finalmente la brecha entre ese candidato y el del oficialismo, Martín Insaurralde? ¿Estará por encima de los diez puntos? ¿Logrará Margarita Stolbizer, la candidata del Frente Progresista una mejora significativa sobre su cosecha de agosto? ¿Repetirá la izquierda una elección que le permita llevar a Néstor Pitrola al Congreso?

LA PREGUNTA DEL MILLON

El día después, en cambio, se va convirtiendo aceleradamente en el Día D de este proceso electoral y de los tiempos políticos por venir. El 28-O concentra todos los misterios, a partir de la pregunta del millón que ya se autoformulan en todos los ámbitos políticos, incluido el ultrakirchnerismo: ¿cómo reaccionará la Presidenta tras la derrota del oficialismo en todo el país y en la provincia de Buenos Aires en particular?

Las especulaciones en boga se reparten mayoritariamente en dos variantes opuestas.

Una buena parte sostiene que Cristina Kirchner podría replegarse aún más sobre su minúsculo círculo de confianza y desarrollar una profundización del “modelo”, incluidas sus aristas más ríspidas y las que, según los analistas constituirían los “errores” que contribuyeron a su fuerte pérdida de la adhesión ciudadana en los últimos dos años. En el plano político, esa opción implicaría una concentración casi excluyente en La Cámpora y las restantes variantes ultra K.

La Presidenta ha dejado ver aún después de las primarias -por caso, en las reuniones con empresarios (con “los titulares”) que ha mantenido desde entonces- su convicción de que “el modelo” no necesita correcciones. Y en esa señal se afirma la conjetura de quienes imaginan una apuesta de Cristina a “todo o nada” en defensa de “el proyecto”.

Pero en algunos ámbitos del oficialismo sostienen que la Presidenta “reaccionará bien”. No hablan del talante sino de eventuales acciones. Son los que consideran que el aumento del piso del impuesto a las Ganancias para los trabajadores, los cambios en el monotributo, la aceptación de medidas que tomó el gobierno de Daniel Scioli en torno de la Seguridad fueron “reacciones positivas” frente a la derrota en las elecciones primarias, producto de un reconocimiento de las cosas que el Gobierno debía modificar para recuperar adhesión ciudadana. Los que se anotan en esa hipótesis, creen también que Cristina aceptará un retorno al peronismo como base de sustentación y por lo tanto apostará a su recuperación como herramienta político-electoral.

Con todo, ninguna de esas dos teorías es sostenida con convicción absoluta por sus propios creadores. En rigor, en todos los ámbitos el más grande enigma es qué hará la Presidenta a partir del 28, de cara, claro, al 2015.

SCIOLI, MASSA Y EL PJ

Algunas “certezas”, no obstante, sobre el tiempo que se inaugurará el día después de los comicios circulan en la política y los ambientes empresarios. Para la gran mayoría, los resultados del 27 marcarán el fin del kirchnerismo y arrancará, ya sin frenos, la pelea por la sucesión en el oficialismo. En el sciolismo, por caso, hay operadores que le aconsejan al Gobernador salir a ratificar el mismo 28, de manera formal, su aspiración presidencial, aunque para algunos sectores una duda que podría develarse en esa jornada es si el ultrakirchnerismo buscará colocar en Scioli parte de “la culpa” por la derrota y complicar esa movida.

Y muchos se preguntan, en ese marco, si Massa se apoyará en la victoria para lanzar también por esas mismas horas el objetivo de llegar a la Casa Rosada en el 2015.

Scioli, por lo pronto, no demorará el “Operativo PJ”, una estrategia orientada a revivir el partido, conducirlo y organizar en su marco una interna abierta de la que -convocando a todos los que militan en la disidencia- surja el candidato presidencial. Cerca del Gobernador descuentan que alcanzará esos objetivos, aún cuando no desconocen que después de las victorias que seguramente reafirmarán el 27, varios mandatarios provinciales darán la pelea por el manejo partidario y blanquearán su pretensión de participar en la carrera hacia la Casa Rosada.

Pero, en lo que hace a ese esquema, en el sciolismo están previendo que Massa buscaría la candidatura presidencial por afuera de la estructura formal del PJ, mientras que en el equipo del intendente de Tigre ya hay quienes trabajan en una estrategia que le permita al sector acceder a la conducción del peronismo bonaerense, como primer paso para su crecimiento en la estructura partidaria.

PREPARATIVOS EN OTRAS FUERZAS

La alianza que conforman el radicalismo y el socialismo de Hermes Binner, por su lado, ya se prepara para trabajar a fondo desde el 28 en su inserción en el territorio bonaerense, imprescindible para sustentar aspiraciones presidenciales serias para el 2015. El resultado del 27 confirmará a ese frente como tercera fuerza en la Provincia, pero difícilmente con un caudal suficiente para sostener el objetivo de llegar a la Casa Rosada.

Mauricio Macri, en tanto, no esperó al 28-O para formalizar su vocación de competir por la Presidencia en el próximo turno. Y tampoco aguardará esa fecha para “caminar la Provincia”. Sabe que ese día marcará el fin de su acuerdo electoral informal con Massa. Y empezará por visitar en las próximas semanas la media docena de municipios en los que los candidatos del Frente Renovador son del Pro o las listas del macrismo les ganaron a las del massismo, para apuntalar a esos postulantes.(Fuente: EL DIA)