La provincia

Todos buscando el centro

LA PLATA, Octubre 06.-(Por Marisa Álvarez) “Vivimos una época en la que la gente cambia hasta de sexo. ¿Por qué no pueden cambiar los políticos?

Entre el humor y la ironía, un dirigente que lee sin descanso la política en busca de indicios, resume con esa frase el tiempo que inauguraron las elecciones primarias en la Provincia, un tiempo signado además por las urgencias de una nueva y breve campaña electoral, en la que los candidatos están obligados a no volver a equivocarse y a dar esta vez las señales correctas.

Ocurre que, con los resultados de las primarias de agosto a la vista, en todos los frentes electorales leyeron lo mismo: un corrimiento de la sociedad hacia el centro, lejos (tal vez por cansancio) de los extremos y la exacerbación, tanto en las cuestiones de fondo como en las formas. Y aunque no lo confiesen en público, entienden en esos espacios que ésa es la razón central por la que Sergio Massa, a la cabeza de su Frente Renovador, se impuso en esa primera vuelta. Una conclusión que obligó a seguir las flechas y cambiar de rumbo a más de uno. Y ahora, a sólo tres semanas de las elecciones “verdaderas”, ya se han instalado con definitiva nitidez las nuevas estrategias.

Claramente, los cambios más marcados se han registrado en el ancho y heterogéneo espacio del oficialismo. Con una capacidad de adaptación inigualable, el peronismo -que le adjudica al propio Juan Perón haber contestado “depende de las circunstancias” cada vez que le preguntaron si el justicialismo era de derecha, de centro o de izquierda- asumió que el centro es la franja donde Daniel Scioli “siempre estuvo, por cuestiones genéticas”, lo dejó al mando del barco de campaña y puso proa hacia el nuevo destino. Y sus aliados no peronistas, como el sabbatellismo, siguieron obedientemente la estela.

Los ultrakirchneristas de labia filosa e hiriente desaparecieron del escenario. La Presidenta clausuró sus peleas públicas con la Justicia y empresarios, entre tantos otros sectores con los que suele confrontar ásperamente; suavizó estilos y modos y se corrió notoriamente de la campaña bonaerense, para aparecer cada tanto para marcar lo conseguido y advertir sobre el retroceso que, según su visión, sufrirían el país y la gente si accediera al gobierno otro sector que no sea el kirchnerismo. Y el candidato, Martín Insaurralde, que en rigor nunca levantó la consigna “modelo o muerte”, centró aún más su posicionamiento.

En la oposición, Francisco De Narváez, que había apelado a la estrategia más extremista de ese abanico frente al Gobierno -”Ella o Vos”-, fue quien imprimió el cambio más fuerte. Abandonó apuradamente esa ubicación en el tablero, se acercó definitivamente a Scioli y pasó a una estrategia que incluye elogios a algunas decisiones oficiales y silencio frente a otras.

El Frente Progresista, con Margarita Stolbizer a la cabeza, fue quizás el sector electoral que menos cambió en la concepción y el tono de su estrategia. Aunque en rigor también le imprimió un viraje brusco a su rumbo: el eje de su campaña, si de rivales se trata, dejó de pasar por el oficialismo para concentrarse en Massa, ahora el receptor de la mayoría de los dardos más afilados de este espacio.

A tres semanas de las elecciones, en verdad Massa se ha convertido en el blanco de todas las críticas duras y las chicanas más fuertes. Es “natural”. El ganador de la primera vuelta es el contendiente a vencer por todos en la segunda. De hecho, el candidato del Frente Renovador ha universalizado también los ejes temáticos de su primera campaña: la seguridad, por caso, generó en el oficialismo cambios de funcionarios y anuncios de medidas.

Sin embargo, en el marco de una campaña que se pretende más conceptual y menos agresiva, los corrimientos en busca del centro parecen encaminarse hacia ese objetivo en el plano de los discursos sobre los posicionamientos y las propuestas de los frentes electorales y sus candidatos. Pero el clima, las formas, los cuestionamientos “personalizados” y sobre todo algunos “hechos” de la campaña están muy lejos de la moderación.

En un corte evidente, las principales figuras del oficialismo -la Presidenta, el Gobernador e Insaurralde (aunque éste no tanto), practican un estilo mesurado, mientras que las segundas líneas van intensificando y endureciendo las chicanas sobre Massa y su sector. Y el mismo corte se practica en las réplicas de ese espacio, con el intendente de Tigre sin correrse un milímetro de la estrategia de “propuestas sin agravios” que adoptó desde que se vistió el traje de candidato, pero con el resto de los referentes de ese armado electoral disparando misiles con frecuencia. De Narváez, en cambio, no delega esa tarea, y con la misma dureza con que apuntó antes sobre el oficialismo dispara ahora sobre Massa.

El costado más áspero y oscuro de la campaña, de cualquier modo, no es el de las palabras. Con el ataque a piedrazos sobre la caravana que lideró Massa hace dos semanas por barrios de La Matanza como el hecho más grave, han crecido en los últimos días las denuncias entrecruzadas por episodios de violencia en el marco del proselitismo.

En este contexto, la pregunta que se hacen los analistas, con las elecciones ya a sólo 20 días de distancia, es si el viraje hacia el centro y los cambios en las estrategias, en particular la del oficialismo, están dando “resultado”. Las encuestas dicen que no. Los sondeos siguen coincidiendo en señalar que el massismo duplicaría holgadamente, inclusive, la distancia de cinco puntos que obtuvo en las primarias, el oficialismo -punto más, punto menos- quedaría como cayó en esa ocasión; la sociedad entre el radicalismo y el socialismo se consolidaría en el tercer puesto aunque sin mejorar la flaca cosecha de agosto; y De Narváez sufriría una sensible fuga de votos.

En realidad ya nadie espera milagros para el domingo 27. Por caso, en el oficialismo se respira resignación y las ilusiones pasan por “recuperar” o achicar la derrota en algunos municipios considerados clave. Pero en ninguno de los sectores que modificaron rumbo creen que sea tiempo perdido. Esta campaña forma ya parte de los ensayos hacia el 2015, para no pocos, la gran contienda electoral de los candidatos de centro.(Fuente: EL DIA)

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