Provincial

Entre misiles y las peores sospechas

El gobernador Scioli en reunión de gabinete a comienzos de esta semana. Su relación con la casa rosada, en un pico de tensión
El gobernador Scioli en reunión de gabinete a comienzos de esta semana. Su relación con la casa rosada, en un pico de tensión

LA PLATA, Enero 27.-(Por Marisa Alvarez) Está claro. La provincia de Buenos Aires ya vuelve a ser el escenario de una nueva versión de La madre de todas las batallas. Otra vez protagonizada por generales y tropas del peronismo oficialista. Arrancó, quizás para no detenerse, la guerra por “la sucesión” presidencial en el 2015, con escala decisiva en los comicios legislativos de este año. Y en esta ocasión, con una de las problemáticas más agudas y complejas de la Provincia como rehén, sus recursos para dar educación, seguridad, salud y justicia a 15,6 millones de habitantes.

La participación de la Provincia en la distribución general de los recursos impositivos nacionales ha quedado, en efecto, en el centro de los primeros cruces de misiles. El gobierno de Daniel Scioli salió a plantear con fuerza el reclamo de que se rediscuta ese reparto y se mejore la “cuota” bonaerense y, más temprano que tarde, se encontró con rechazos de habituales voceros de la Casa Rosada expresados en durísimos términos.

CADA UNO CON SU RAZON

A la Administración Scioli le sobran razones objetivas, técnicas, para plantear el reclamo. Como puede verse en gráficos que se publican en la pág. 4 de esta edición, la Provincia es la que más aporta, la que tiene más población y mayor concentración de habitantes en situación de pobreza y desempleo, y la que menos recibe. Y el gobierno nacional también tiene motivos razonables para resistir la “propuesta”: el pedido bonaerense significaría restarles porcentajes de ingresos a otras provincias, y se abriría un “conflicto generalizado” que la Rosada, comprensiblemente, preferiría eludir.

Pero pasan otras cosas en torno de las discrepancias “naturales”.

LA PROVINCIA, AL ROJO

Scioli salió a plantear esta reivindicación histórica de la Provincia en un marco singular. El déficit del Estado bonaerense ha tocado fondo. La Administración llevó al límite la presión fiscal sobre los contribuyentes de los tributos de la Provincia. Y si no recibe mayores fondos de la Nación, no podrá afrontar este año el pago de los salarios y de los gastos esenciales de funcionamiento del aparato estatal. Claro que un paliativo sería también una asistencia financiera de la Nación -como la que ha dado tantas veces y a tantos distritos-, pero en la Gobernación no perciben señales de poder plantear, siquiera, el “problema” en la Rosada y la preocupación va en aumento. En cuanto se definan, en las próximas semanas, las mejoras salariales de docentes y estatales, las dificultades financieras se agudizarán peligrosamente.

Y Scioli, además, ya lo ha dicho y reiterado, quiere ser el candidato presidencial del peronismo en 2015. En los últimos meses formó su propia agrupación, La DOS, y consiguió el respaldo de otra línea de peronistas críticos del ultrakirchnerismo, La Juan Domingo. Viene, además, profundizando gestos de “diferenciación” con el estilo K y, a veces, con el propio gobierno nacional.

EL KIRCHNERISMO Y SU PLAN A

Todo el espectro kirchnerista, por su lado, ya definió su Plan A: buscar la re-reelección de Cristina. Este proyecto, consolidado claramente en las últimas semanas a partir de una señal de Olivos, tiene motores de alta potencia en La Cámpora, el grupo de diputados nacionales que encabeza Julián Domínguez, y el ministro Florencio Randazzo, para un objetivo más cercano: conseguir en los comicios de este año una cantidad de bancas que permita encarar en el Congreso nacional la reforma constitucional que habilite la re-re.

Y para eso, el kirchnerismo necesita ganar, y sobradamente, las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Los intendentes peronistas, por lo tanto, están siendo por estas horas, nuevamente eje de un nutrido despliegue de seducción y presiones, como lo indica el Manual K, tras una larga temporada de distancias y olvidos en la que lo único que importaba eran “los jóvenes”.

DESCONFIANZA Y TEMORES

Así están plantadas, por estos tiempos, las posiciones de unos y de otros, con Scioli y Cristina en el rol de adversarios de una pelea que se anticipa larga y cruenta. Y desde allí comenzaron a profundizarse las estrategias bélicas, cuyos primeros cruces de misiles se han podido ver en las últimas jornadas.

Por lo pronto, se ha generado un clima interno en el oficialismo que propicia las más duras sospechas cruzadas.

En los sectores no kirchneristas se especula con que la Casa Rosada no facilitaría una reforma de la coparticipación de recursos que le permitiera a Scioli transitar con mayor tranquilidad, en lo que hace a su gestión como Gobernador, su etapa de “precandidato” presidencial.

La pregunta es, entonces, hasta dónde permitirá el gobierno nacional que llegue el ahogo financiero de la Provincia y en algunos ámbitos del sciolismo -aunque se trata de un año electoral, en el que el Gobernador seguiría encuadrado en el Frente para la Victoria- anida el temor de que el kirchnerismo apueste a “dejarlo caer” en el abismo de un déficit irremontable.

El sciolismo apunta, además, a poder ubicar en las listas de legisladores provinciales una cantidad de candidatos propios que le aseguren “la gobernabilidad” en los dos años que le quedarán de mandato. La desconfianza sobre posibles maniobras del ultrakirchnerismo en la Legislatura ha vuelto a reinar en la relación entre estos sectores.

El kirchnerismo, por su lado, también desconfía. Crece en ese sector la sospecha de que Scioli podría “estar detrás” de la lista que seguramente encabezará Francisco De Narváez en los comicios de este año, y de la que surgirán diputados nacionales que, por caso, formarán parte de la oposición que buscará evitar una reforma constitucional que habilite la re-reelección.(Fuente: EL DIA)

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