Político de la semana

El mapa de las uniones transitorias y las imposibles

El primer plano para Karina en la foto que distribuyó la gobernación este sábado. La esposa del gobernador “suena” para la lista de diputados del Frente Para La Victoria
El primer plano para Karina en la foto que distribuyó la gobernación este sábado. La esposa del gobernador “suena” para la lista de diputados del Frente Para La Victoria

Por Marisa Alvarez

Finalmente, con la inscripción de las fuerzas que competirán, quedó diseñado el mapa electoral bonaerense, aunque las definiciones de algunas candidaturas, aún pendientes, podrían modificar fuertemente el perfil de este mosaico básico en lo que se refiere a la confrontación “superior”, la del oficialismo y la oposición considerada como un todo si de medir el “futuro” de la fuerza que gobierna se trata. Un mapa que anticipa una contienda entre nueve armados electorales surgidos de treguas precarias y uniones forzadas antes que de coincidencias plenas, entre los que decidieron reunirse, y de divisiones que no pudieron saldarse.

Así, pese a genéricas consignas de “unidad de la oposición”, el panorama electoral revela un mosaico de agrupamientos que en algunos casos se parecen bastante a las Utes -uniones transitorias- que arman las empresas para encarar una obra pública determinada, y en otros muestran la incapacidad de nuclear fuerzas supuestamente afines.

TREGUA PRECARIA EN EL FPV

En el oficialismo, el Frente para la Victoria se anotó con la adhesión, como siempre, de una treintena de adhesiones. Y ya dio los primeros pasos hacia una tregua con su objeto de peleas internas preferido, al menos para expresarlas en público, Daniel Scioli.

Encuestas que dicen que el Gobernador conserva una cuota de adhesión no despreciable en la Provincia mediante, se abrieron las primeras conversaciones en meses entre funcionarios de ambos gobiernos, en busca de compatibilizar gestos y acciones durante la campaña que muestren a Scioli integrado al oficialismo. Se acallaron las voces críticas del Gobernador y se guardó silencio -a pesar de que provocó una indignación inusual en la Casa Rosada- incluso cuando Scioli se presentó en un hospital donde asistían a las víctimas de otro choque de trenes y se despachó con un “vengo a dar la cara, como siempre”.

Y en ese nuevo estado, se evalúa inclusive sumar a la lista de candidatos a diputados nacionales a Karina Rabolini. Con todo, nada de todo esto significa -lo admiten en la Gobernación- que necesariamente la tregua incluya la concesión de los lugares para hombres suyos que pretende Scioli en las listas de legisladores provinciales, ya reservadas para casi exclusivamente La Cámpora y los pocos referentes “mayores” que reconocen desde la agrupación juvenil. En ese esquema, algunos intendentes irán a “vestir” de poder territorial la lista para el Congreso y el resto estará al frente de la definición de las nóminas de concejales en sus comarcas, aunque en algunas el ultrakirchnerismo podría darles pelea por afuera del FpV con los dos armados “muletos” que presentó con ese fin.

En la vereda opositora, el mapa muestra tres armados principales.

UNA UNIDAD CON FORCEPS

Como fuerza de centroizquierda o progresista como les gusta autodefinirse, el radicalismo y el Frente Amplio Progresista alumbraron, finalmente, con fórceps una alianza -anotada como, justamente, Frente Progresista. La UCR llegó hasta allí al cabo de una feroz pelea interna -por las candidaturas- que dejó divisiones y heridas graves en el seno del partido. Y el Fap vio emigrar un sector, liderado por el sindicalista de CTA Víctor De Gennaro, que anotó un armado propia con otras agrupaciones de centroizquierda.

Y otro capítulo lo constituyó la durísima pulseada -en la que se discutieron, también, candidaturas antes que coincidencias programáticas- entre ambas fuerzas, que puso en riesgo durante varios días el acuerdo. Y la última batalla la libraron por la incorporación de la Coalición Cívica, a la que radicales y Fap debían cederles unos pocos lugares en las nóminas.

ACUERDOS QUE NO FUERON

El espacio del peronismo anti o no K y fuerzas “similares” -la centroderecha para sus críticos, el centro según sus protagonistas- quedó finalmente repartido en dos frentes, la Unión por la Libertad, liderada por Francisco De Narváez en sociedad con Hugo Moyano y La Juan Domingo, y el Frente Renovador que nuclea al massismo. Pero varios grupos afines quedaron afuera de ambos y anotaron sus propios armados.

Tras un intento de última hora que dejó más broncas y rencores cruzados que los que ya venían prodigándose en altas dosis, De Narváez y Mauricio Macri no pudieron cerrar un acuerdo por el que sí trabajaron duro, por debajo de ellos, muchos dirigentes de ambos lados. Y, contra las previsiones de hace algunas semanas, tampoco hubo acuerdo entre De Narváez y el sindicalista Gerónimo Venegas. El Pro y Venegas inscribieron, así, sus propios frentes.

UNA INCOGNITA CLAVE

De cualquier modo, cómo se traduciría este mapa en las urnas?

Las encuestas venían indicando que si Sergio Massa jugara, concentraría un caudal de votos opositores que le podría dar el triunfo frente a un oficialismo que mantiene un piso de adhesión del orden del 30% pero al que le estaría costando atraer esta vez los sufragios más volátiles. Y mostraban también los sondeos que, si el massismo no participara de las elecciones, De Narváez podría ubicarse segundo en las primarias y ser el beneficiario de una posible polarización en octubre. Pero ahora habrá que encuestar de nuevo.

Es que el massismo jugará pero no se sabe aún si su líder será candidato, y las primeras evaluaciones indican que, con el massismo sin Massa participando de la contienda, ese frente, el denarvaísmo y la alianza UCR-Fap se repartirían el voto en proporciones que le permitiría al oficialismo reiterar un triunfo cómodo, a muchos puntos de distancia del que se pueda ubicar segundo.

Fuente: EL DIA

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