Panorama político bonaerense

El juego bonaerense: entre el subibaja de las encuestas y las escondidas

Las escondidas afloran sobre la plaza bonaerense. El FpV busca no exhibir tanto a Aníbal y se enfoca en Scioli para la búsqueda de votos. En “Cambiemos”, aceleran los esfuerzos por ocultar a Niembro para que no afecte a Vidal (Dibujo: NOVA).
Las escondidas afloran sobre la plaza bonaerense. El FpV busca no exhibir tanto a Aníbal y se enfoca en Scioli para la búsqueda de votos. En “Cambiemos”, aceleran los esfuerzos por ocultar a Niembro para que no afecte a Vidal (Dibujo: NOVA).

Por Damián Belastegui, corresponsal de NOVA en la Gobernación bonaerense

En la plaza bonaerense hay varios juegos a la vista. Algunos, dan vueltas en la calesita con disimulo esperando dar el zarpazo para obtener la sortija ganadora. Otros, buscan en la hamaca ser impulsados por una mano de peso para levantar un tanto más de vuelo, al tiempo que todos temen que una mala maniobra desde las alturas del tobogán los haga caer estrepitosamente. Y es que, con octubre a la vuelta de la esquina, ninguno se animaría a decir que la competencia por el sillón de Dardo Rocha es un juego de niños.

En tanto, el aceitado subibaja de las encuestas despierta fastidio en quienes circunstancialmente les toca estar abajo, aunque también impulsan, mediante el análisis de las mismas, a profundizar o redefinir estrategias.

Por lo pronto, los mayores cuestionamientos hacia la catarata de números de todo tipo y color que caen desde las consultoras, provienen mayoritariamente desde el Frente para la Victoria, donde la performance de Aníbal Fernández en intención de votos dista de ser la ideal.

“Muchas encuestadoras decían que el 9 de agosto iba a pasar tal o cual cosa y pasó exactamente al revés. Nos quieren tratar de confundir a los vecinos de la provincia diciendo que Vidal estaría ganando. Eso es totalmente una ilusión y la verdad es que en la provincia está ganando Aníbal”, subrayó el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien, en declaraciones a NOVA, refutó una lectura que disparan varios sondeos: “No hay ninguna posibilidad de que el vecino que nos votó a Julián y a mí, no vote a la fórmula peronista. A mí me enseñaron cuando era muy chico que la boleta peronista no se corta, que se ponía entera en la urna, y eso es lo que vamos a hacer a lo largo y ancho de la provincia”.

Para que efectivamente se cumpla esto, varios intendentes y operadores del oficialismo pretenden que el candidato a la Gobernación “no levante demasiado el copete”, algo así como un improvisado juego de escondidas donde “el bigotón” se refugie y quien se muestre por cada rincón a la búsqueda del voto sea el aspirante presidencial, Daniel Scioli en conjunto con los alcaldes.

El corcho que sube con el agua

De hecho, el mismo jefe de Gabinete nacional entendió por dónde es el camino: “Trabajen para Scioli. Si sube el agua, el corcho también”, señaló, en referencia a su candidatura, a intendentes que lo visitaron en su despacho de Casa Rosada.

En esto, algunas encuestas le dan la razón. Días atrás, la consultora  González y Valladares difundió un relevamiento en terreno bonaerense midiéndose en conjunto y por separado los candidatos a la Presidencia y la Gobernación. Aquí, se exhibió que, pegado a Daniel Scioli, Aníbal no tendría inconvenientes en superar a sus competidores (36 por ciento contra 23 de Solá y Vidal pegados a Massa y Macri respectivamente).

Sin embargo, midiéndose en soledad, la intención de voto del quilmeño cae estrepitosamente (a un 27,9 por ciento), siendo superado por María Eugenia Vidal, quien aquí cosecha un 28,5, mientras que Felipe Solá se ubica tercero con poco más de 25 puntos.

En tanto, el funcionario nacional viene haciendo foco en reforzar el compromiso de los alcaldes hacia su postulación, algo que necesariamente tiene que apuntalar considerando la profunda apatía que genera en varios jefes comunales la figura de su vice, Martín Sabbatella, a quien no dejan de ver como la oveja negra que les supo disputar poder años atrás en sus distritos por fuera del redil K. Bajo ese contexto, si el candidato a gobernador tiene que moderar sus apariciones y/o declaraciones, su vice directamente tiene que esconderse en su reducto: Morón.

También Aníbal tiene sus “enemigos íntimos”, siendo el caso paradigmático aquí el de su coterráneo, Francisco “Barba” Gutiérrez, con quien el candidato bonaerense buscó limar asperezas durante un encuentro que compartieron en el pago chico. Allí, se apeló a la conveniencia de la convivencia pacífica durante estas semanas y trabajar mancomunadamente “a pesar de cualquier diferencia”. Sin embargo, no falta quien desconfíe de esta tregua. Les sobran los motivos.

Pero, más allá del grado de exposición de Aníbal en sí, lo cierto es que, desde lo discursivo, sus propios compañeros parecen esforzarse en esconderlo. En una reciente entrevista, el titular de ANSES, Diego Bossio, al ser consultado por la candidatura del jefe de Gabinete, respondió rauda y formalmente: “Aníbal Fernández surgió en una interna y estoy convencido de que va a ser el gobernador de la provincia de Buenos Aires”.

De inmediato, su respuesta se esforzó en focalizar en la figura del aspirante presidencial: “Estamos convencido de que Scioli es la persona indicada, en un momento que se necesita previsibilidad y estructura fuerte”, para luego seguir con los elogios a D.O.S.

Escondiendo a Don Niembro

Pero, si de escondidas se trata, quienes han tenido que realizar un curso intensivo de “evapore al candidato” son las huestes macristas con la figura de Fernando Niembro, tarea nada sencilla por dos simples razones: lo asociado que estaba la imagen del comentarista deportivo con la campaña bonaerense de “Cambiemos”, y por el calibre millonario de los contratos que la fantasmagórica empresa “La Usina” realizaba con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, siendo ésta una suculenta olla destapada que no tardó en emanar un viciado aroma a corruptela que impregnó de Riachuelo a la diatriba de cristalina honestidad con la que siempre pretendió bañarse el purismo macrista.

Ante esta situación, los “Duran Barba boys” del armado macrista buscaron a como dé lugar conservar las cucardas de honestidad que ellos mismos se asignaron desde lo discursivo. Para ello, tenían dos opciones: salir a aclarar el tema por cuanto espacio de debate exista con el fin de demostrar la inexistencia de cualquier tipo de irregularidad, o bien, sacrificar a Niembro.

La ausencia de explicaciones concretas que disipen el tufo putrefacto de la olla de La Usina por parte del equipo amarillo ya eran señales de un final anunciado: la renuncia del comentarista deportivo a su candidatura a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. “No somos iguales que ellos, si nos denuncian, vamos con los papeles al juez y colaboramos”, señaló Mauricio Macri para exaltar la actitud de Don Niembro de presentarse a la Justicia para que lo investiguen.

Así, el juego de las diferencias con el kirchnerismo se puso en marcha, marcando diferencias con el proceder de funcionarios del oficialismo salpicados en casos de corrupción y buscando llevar el foco de las miradas a la situación que se vive en Tucumán por las elecciones anuladas a partir de un fallo de la Cámara en lo Contencioso Administrativo de esa provincia. En tanto, el ahora ex candidato a diputado nacional ha sido imputado por presunto lavado de dinero.

A su vez, el aparato macrista acelera en sacar de circulación, en diversos puntos de la provincia, los carteles con la sonriente imagen de Niembro junto a la candidata bonaerense, María Eugenia Vidal. El rostro del comentarista deportivo hoy en día es una mochila de plomo con el que aún tiene que lidiar en sus recorridas la vicejefa de Gobierno porteño y que puede afectar negativamente en el subibaja de los sondeos a escasas semanas de la hora de la verdad.

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