Por MARISA ALVAREZ

El llamado a elecciones que formalizó esta semana el gobierno nacional terminó de delimitar los tiempos de este proceso. Es que, contrariando el pronóstico de muchos, la convocatoria incluye las elecciones primarias, previstas para el 11 de agosto, lo que implica que antes de que termine junio deberán estar definidos y presentados tanto los frentes electorales que eventualmente se conformen como las listas de candidatos. Plazos que, por su cercanía, intensificaron notoriamente las inevitables tensiones que cruzan a las fuerzas políticas en los tiempos de obligadas definiciones.

CONTRA TODAS LAS APUESTAS

El fallido pronóstico de supresión de las elecciones internas no fue producto exclusivo de la imaginación de la oposición. Esa posibilidad fue evaluada por sectores kirchneristas que entienden que las primarias podrían funcionar, sobre todo en la provincia de Buenos Aires -donde se “jugarán” los resultados de estos comicios, como una “primera vuelta” que genere, en las “verdaderas” elecciones (las de octubre) una concentración del voto opositor en la lista de la fuerza que se haya ubicado en segundo lugar en agosto. Y fue finalmente la Presidenta quien resolvió que se convocara a comicios internos.

Con todo, hay sectores políticos que aún conjeturan que la convocatoria a primarias podría ser revocada más adelante, por caso, si el Gobierno llama a elegir consejeros de la Magistratura en esas mismas fechas y una resolución judicial posterior anulara o suspendiera la aplicación de la discutida ley que establece la elección de esos consejeros por el voto ciudadano.

De cualquier modo, por ahora ha quedado fijado un cronograma electoral que apura a quienes se proponen ser actores de estas elecciones.

UN GOLPE INESPERADO

Y en ese marco, buena parte de las especulaciones de los últimos días tuvieron como eje al oficialismo, donde sobresalió -y llamó la atención de más de un observador- que Cristina Kirchner optara por un mensaje por cadena nacional para cuestionar en muy duros términos la gestión de gobierno de Daniel Scioli en un aspecto puntual tan delicado como sensible, el de la inundación que devastó populosas zonas de la capital bonaerense.

Aunque sin nombrar a Scioli y ni siquiera al “gobierno provincial”, la Presidenta no dejó dudas cuando atribuyó parte de la magnitud de la tragedia a “la falta de previsión” y a la “desidia” de esa gestión y de la municipalidad platense. Luego de reseñar la ayuda prestada desde su Administración, afirmó que, sin ella, los damnificados “hubieran quedado a la mano de Dios”. Y abordó finalmente el doloroso capítulo de las muertes que provocó el temporal, para definir como “patéticas miserabilidades” las pujas que se dan “entre autoridades políticas y judiciales” por la cantidad de víctimas fatales, reclamar que se esclarezca esa cuestión y contar que ella conoce el caso concreto de una persona que murió por la inundación y no figura en el listado oficial.

El sablazo produjo desconcierto en la Gobernación, donde esperaban que la decisión de Scioli de mantenerse alineado con la Casa Rosada para los comicios de este año calmara, a medida que se acercan las elecciones, las turbulencias y las embestidas que signaron el último año de relación institucional y política. Y produjo también renovado malestar en los grupos sciolistas que desarrollan trabajo político, que consideran este “clima” como un nuevo indicio de que no habrá lugar para ningún dirigente de ese espacio en las listas del FpV -que una vez más se escribirán en la Casa Rosada-, y se vuelven a preguntar “hasta dónde” debería sostener el Gobernador la relación en estos términos.

ESPECULACIONES Y NOMBRES PARA TODOS LOS GUSTOS

De cualquier modo, aún en ese clima nuevamente enrarecido, persiste la hipótesis de que el oficialismo podría proponerle a Scioli que sume a su esposa, Karina Rabolini, a la lista de diputados nacionales.

Y como para dejar en evidencia que “todo puede pasar” en las próximas semanas de definiciones electorales, desde el riñón del massismo el intendente de San Miguel, Joaquín De la Torre, salió a “aclarar” que ese grupo “se siente parte del peronismo bonaerense, que hoy forma parte del Frente para la Victoria”, y que evalúa “todas las alternativas y todas las posibilidades”, alimentando así versiones con origen en usinas kirchneristas que refieren a la opción de que Sergio Massa sea candidato por el oficialismo.

Por lo pronto, la apertura a consulta del padrón provisorio bonaerense, que puso en evidencia que Alicia Kirchner no figura entre esos electores -y, por lo tanto, tampoco entre los que se pueden postular-, obligó al kirchnerismo a blanquear tácitamente su posible candidatura por la Provincia, al salir a “defender” esa opción, afirmando que “hace años” que la ministra tiene residencia bonaerense. Y mientras tanto, ese espacio empieza a sumar nombres para esa nómina, que van desde el del ministro del Interior, Florencio Randazzo, hasta el del titular del Afsca, Martín Sabbatella, pasando por el jefe de la Anses, Diego Bossio.

Fuente: EL DIA