CAPITAL FEDERAL, Septiembre 25.-(Por Mario Wainfeld)Pena de muerte, una tradición aciaga. Las guerras del Nobel de
Hollywood, cuándo no, transformó todas esas realidades en tópicos filmados. El condenado a muerte, los reclamos de clemencia (domésticos y mundiales), el gobernador que cavila en función de su futuro político. Esta vez, el centro de atención fue Georgia. El condenado se llamaba Troy Davis y era (cuándo no) afroamericano. El crimen por el que se lo juzgaba sucedió hace la friolera de 22 años. Davis fue ejecutado mediante “inyección letal”, la curiosa variante de piedad que rige en el indómito Sur. La causa en su contra, repiten las crónicas, se caía a pedazos: la inmensa mayoría de los testigos de cargo se había retractado.
“Dead man walking” habrá musitado alguien como en la inolvidable película de Tim Robbins, protagonizada por Sean Penn y Susan Sarandon. Las apelaciones morales sumaron cientos de miles, las más conspicuas fueron las del ex presidente James Carter y la del papa Benedicto XVI.
Según
Según comentó la abogada norteamericana Sandra Babcok en un recomendable reportaje publicado ayer en Página/12, quedan 23 países en el mundo que aplicaron ejecuciones en 2010. Hay algunos más en las que rige la pena, aunque no se aplica. Una minoría execrable, poco más del 10 por ciento de los estados con banca en
Estados Unidos de Norteamérica es un país federal, cada estado dicta su código penal, no lo hay único como en
Estados Unidos es la mayor potencia militar del mundo, a sideral distancia de cualquier competidor. Hace décadas que masacra poblaciones de forma continua en distintos parajes del globo. La actual administración no excepciona la regla. El presidente demócrata, Barack Obama, recibió al ratito de asumir el Premio Nobel de
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Un abismo en
El justo reclamo topará con el veto norteamericano en Consejo de Seguridad, una rémora de
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Brasil y Argentina, Dilma y Cristina: La presidenta Cristina Fernández de Kirchner se enroló en la mejor posición, que fundamentó en las normas vigentes y los mejores principios del derecho internacional. Hay quien se distrae discutiendo si es funcional o no que hable sin leer, el cronista estima más fructífero repasar la esencia de la postura, que es encomiable y está en línea con la mayoría de las naciones de la tierra. Cristina Kirchner expuso bien, más allá del estilo, porque eligió la mejor opción política y la sustentó en el imperio del derecho.
Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, fue la primera mujer en abrir una Asamblea General. Palabra más, ritual menos, su presentación concordó con la de Argentina. Rousseff encarna el tercer mandato del PT en su patria, Fernández de Kirchner tiene todo para llegar a una marca similar en octubre. Revistan en partidos de tradición popular, convalidados por su ciudadanía en elecciones limpias y masivas. Con mucho color local que jalona diferencias, prevalece la simetría entre las dos experiencias. Una vuelta de hoja en los alineamientos internacionales, un apartamiento rotundo del Consenso de Washington, la procura de un rumbo autónomo.
No es la primera vez desde 2003 que los sucesivos presidentes de Brasil y Argentina coinciden en una definición de política internacional, ni será la última. Lula da Silva y Néstor Kirchner actuaron codo con codo en
Brasil es una potencia en ascenso, Argentina un país de mediano rango que levanta trabajosamente cabeza después de una crisis fenomenal que la hundió en el fondo del pozo. Hay diferencias, pues, y también intereses difíciles de compatibilizar. Pero el proyecto común avanza y la relación estratégica bilateral es la más firme de la historia compartida. La unidad vertebra a América del Sur, que atraviesa una coyuntura sin parangón de crecimiento económico, estabilidad democrática y ausencia de guerras internacionales.
Esos gobiernos ganan elecciones sucesivas, mientras en Europa ser oficialista es una maldición gitana y Obama dista de tener asegurada la reelección frente a trogloditas como el gobernador Perry o los cruzados del Tea Party.
En Argentina, se ha puesto de moda entre intelectuales “independientes” (esto es, opositores) comentar que los próximos comicios son aburridos, vacíos de interés. Es sencillo discrepar: es más que interesante (y más bien exótico) que haya gobiernos plebiscitados por su gestión, cuyos pueblos retribuyen mejoras sensibles para la mayoría de los ciudadanos. Es asombroso que haya podido recobrarse un gobierno que perdió la elección de medio mandato y fue derrotado en un conflicto social y político como el de las retenciones. No hay precedentes autóctonos. Alguna enseñanza democrática habrá en esa original trayectoria, alguna moraleja digna de estudio, aunque abunden académicos que eligen el aburrimiento o el desdén intelectual respecto de lo que no les agrada.
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La política allá y aquí: La dilución del pretendido liderazgo moral mundial dista de ser la mayor tribulación del presidente Obama. La crisis económico-financiera la precede, por varios cuerpos. En otro paraje del techo del mundo,
Los mercados y su frenesí delirante jaquean a la democracia tanto como al más ambicioso (y, todavía, exitoso) proceso de integración regional del siglo XX. La moneda común se devaluó: el euro ya no es un logro formidable sino una traba para la política monetaria. El citado Hobsbawm ya lo dijo: “en un mundo tan integrado, las operaciones ordinarias están tan engranadas entre sí que cualquier interrupción tiene consecuencias inmediatas... los mercados globales e incluso economías enteras contagian con una velocidad impensable en cualquier período anterior”. Grecia, uno de los eslabones más pequeños y débiles de
La crisis, como la gripe aviar, propagará su contagio y es absurdo suponer que se está blindado frente a todas sus derivaciones. Lo que sí es palpable (se corroboró en 2008 y 2009) es que
En 2009 el actual gobierno manejó la contingencia con serenidad, coherencia y acciones contracíclicas sin resignar los alicientes al mercado interno ni la defensa del empleo. Fueron, en la relativa malaria, uno de sus momentos más virtuosos. El presupuesto 2012 arroja algunas previsiones que van en el mismo sentido: incrementos sensibles a las partidas para Desarrollo Social y para Trabajo (en especial para planes de creación de trabajo y seguro de capacitación y empleo).
Pero es ilusorio suponer que en plena campaña electoral se darán a conocer medidas o programas de la próxima administración. Los tajantes guarismos de las Primarias trastrocaron el escenario, adelantaron los debates sobre el futuro gobierno, sus medidas y sus elencos. Es una derivación lógica, que no se debe extremar.
El pronunciamiento del pueblo soberano está aún pendiente, los plazos institucionales y sus cadencias comenzarán después de octubre. Para entonces, claro, habrá que asumir que el 2012 será un año turbulento aún en los países que no causaron la crisis ni atraviesan zozobras de legitimidad o de gobernabilidad. Hablamos, por una vez, del nuestro y de varios de sus vecinos, no del Primer Mundo que no atraviesa su mejor etapa.
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El conglomerado opositor pasó de largo
Remontarse en el tiempo, no demasiado atrás, es un ejercicio aconsejable. Otro gobierno peronista, el del presidente Carlos Menem, abrazó la causa de “las relaciones carnales”. El deliberado desparpajo de la expresión desnudaba el lugar que ocupaba Argentina en esa relación. En su nombre se malvendió el patrimonio estatal, se sobreactuó obsecuencia con Estados Unidos, se mandaron barquitos destartalados de
El presidente radical Fernando de
La transición a un nuevo paradigma no es consecuencia del viento de cola, se decidió políticamente.
Cuando el pueblo haya votado despuntará una etapa ardua, plena de desafíos, requirente de correcciones, cambios e innovaciones. Su tiempo real comenzará a fines de octubre, cuando las urnas hayan expresado su veredicto sobre los ocho años recientes de gobierno.(Fuente: PAGINA12)