Por Eduardo Rivas, corresponsal de NOVA en Zárate.
Una de las principales enseñanzas que ha dejado el último año, atravesado por la pandemia de COVID-19, es que este virus no debe ser abordado exclusivamente bajo criterios sanitarios. Algo de eso se adelantaba cuando se contraponía salud o economía, y el tiempo demostró que era una opción inválida puesto que son necesarios salud y economía… aunque no solo ellas.
Desde que se inaugurara el Complejo Ferrovial Zárate Brazo Largo en 1977, que bajo la Presidencia de Menem fue bautizado como Complejo Unión Nacional, Zárate quedó posicionado en una situación estratégica para el comercio internacional del cono sur, realidad que se acrecentó tras la conformación del MERCOSUR en 1991. Tal como fuera e slogan de la gestión encabeza por Oscar Morano, Zárate es un puente al MERCOSUR.
Ahora bien, esta realidad también la expone mucho más que otras localidades a las consecuencias, buenas y malas, del mayor tráfico de personas, situación que adquiere especial importancia en momentos en los que el país está luchando para evitar la circulación comunitaria de las cepas de Manaos y del Reino Unido. Si al complejo ferrovial sumamos los puertos ubicados a lo largo de la margen del Río Paraná, Zárate necesita pensar y repensar su estrategia frente al COVID.
Hoy en día hay un Comité Asesor de Salud, pero lo que Zárate precisa es algo más amplio, puesto que la complejidad de la situación requiere un abordaje mucho más interdisciplinario e integral que el que hoy se la da a la situación del COVID-19 en el Municipio.
Dicen los especialistas en seguridad que todo plan sobre la temática debe basarse en tres conceptos esenciales, Prevenir, responder y mitigar, claramente diferenciados en el tiempo de acuerdo al momento en el que se encuentre la amenaza y ¿qué duda cabe? el COVID-19 es una amenaza que pone en riesgo nuestro bien más preciado, la vida, aunque no solo ella.
Veamos entonces desde esta perspectiva qué se está haciendo en Zárate respecto a procurar la circulación comunitaria de la cepa de Manaos, por ejemplo.
Dado su posicionamiento geográfico Zárate es punto de paso o destino final de muchos camioneros que provienen de Brasil, y por tal desarrollan en el Partido, y fundamentalmente en la ciudad de Zárate, una serie de actividades económicas. En Zárate cargan nafta, comen, duermen, hacen compras… y ¿qué trato especial les proporciona el Municipio? Ninguno.
No hay ningún tipo de prevención que organice como accionar ante la llegada de una persona proveniente de Brasil, habiendo presentado su prueba de diagnóstico de PCR al menos 72 horas previas al viaje internacional con resultado negativo para COVID-19 tal como exige la normativa vigente, y que manifieste sintomatología compatible con COVID-19 durante su permanencia en Zárate. Hoy no hay nada previsto para tener controlada a esta población que es pasible de ser portadora de tal cepa. Cada cual circula por el Distrito sin tener ningún tipo de control de las actividades que desarrolla, ni en qué lugares toma contacto con residentes en Zárate y, mucho menos, quiénes son esos contactos, información esencial en caso de un posible contagio.
Tampoco hay comunicada ninguna política específica para responder en caso que apareciera un portador de tal cepa en el Distrito, y la realidad sociogeográfica de Zárate amerita que exista, puesto que se debería contar con un protocolo local para saber dónde se va a aislar al contagiado y cuáles son las políticas a desarrollar a partir de entonces. ¿Dónde se lo traslada? ¿Qué tipo de tratamiento se le da?
Y finalmente no hay un plan de acción para como mitigar, a partir de la información recolectada y el positivo confirmado, para evitar la propagación de la cepa en el Distrito.
Esta realidad se replica respecto a los Institutos de Formación de Prefectura, que en estos momentos están llegando al Distrito y alojándose en diversos sitios de la ciudad cabecera, sin que haya un seguimiento para saber en qué condiciones llegaron a Zárate.
Ni se previene, ni se responde, ni se mitiga.
Y no se lo hace porque no hay un plan general que analice la realidad de COVID-19 de manera general y holística involucrando responsables de transporte, de logística, de economía, de tránsito, de comercio, las empresas que tienen relación directa con trasportistas brasileños, las estaciones de servicio donde estos visitantes se detienen, las cámaras que agrupan a los actores involucrados.
No hay nada.
Y la gravedad de la situación amerita que se accione de manera urgente.
Zárate debe poner su grano de arena por el resto del país, hoy recae sobre los funcionarios locales esa responsabilidad.
Zárate es el puente al MERCOSUR y no debe ser el puente de entrada de la cepa de Manaos a la circulación comunitaria por la falta de criterios de acción concretos y efectivos.
Y para ello es preciso sumar a todos los involucrados, no solo a los especialistas en salud.