La provincia

Vuelta de hoja tras una puja que dejó varias secuelas

LA PLATA, Marzo 30.-( Por JOSE PICON) “Con los chicos en las clases, no discutamos más”. La definición que lanzó ayer Daniel Scioli tras conocerse la decisión de los gremios docentes de aceptar la propuesta salarial y dar inicio mañana al ciclo lectivo, revela lo que evalúa, en general, la mayoría de sus funcionarios: que el final de los paros cierra la puerta de una etapa y abre paso al relanzamiento de la gestión.

El gobierno provincial quedó bajo fuego y en el centro de todas las miradas del país a partir de un conflicto salarial que arrancó con alto nivel de combatividad. “Estamos inmovilizados”, confesaban algunos sciolistas a raíz del paro de los maestros.

Ahora, Scioli buscará terminar de cerrar negociaciones con otros gremios estatales, algunas complejas, aunque no de la magnitud ni del impacto de la tortuosa paritaria con los maestros.

Comienza para Scioli, además, el tiempo de descuento para exteriorizar aún más sus aspiraciones presidenciales, aunque en su entorno se asegura que, pese a algunos consejos que recibió en las últimas semanas, no enarbolará un discurso que signifique tomar distancia abrupta del gobierno nacional.

Sí, marcará, aseguran, los desafíos que vienen para el próximo gobierno que, obviamente, pretende liderar. Pero el largo paro docente dejó sus secuelas, más allá de la pregonada idea oficial de mirar para adelante.

Determinará, por caso, que los casi 1.000 millones de pesos adicionales que la Provincia pensaba recaudar con un ambicioso plan de pagos lanzado a principios de mes para nutrir algunas áreas, sea íntegramente destinado al pago de sueldos. Las esquirlas de la pelea salarial también llegaron al terreno político.

El sciolismo siempre sospechó en medio de una negociación que se ponía cada vez más tensa, que sectores del kirchnerismo estaban detrás de la postura intransigente de los gremios docentes. Que algunos funcionarios con acceso a la Casa Rosada se encargaban, según esa óptica conspirativa, de echar leña al fuego al conflicto que impidió el inicio de las clases.

En rigor, no se trata de dudas con tinte novedoso cada vez que los funcionarios de la Provincia y los gremios de los maestros deben arrancar las conversaciones salariales. Una y otra vez, la figura del titular de uno de los sindicatos, el jefe del Suteba Roberto Baradel, aparece como el blanco predilecto de los funcionarios de Scioli para cuestionar su supuesta funcionalidad a los intereses del kirchnerismo en la persistente tarea, dicen, de desgastar al mandatario bonaerense.

Baradel es un dirigente aliado a Hugo Yasky, el jefe de la CTA oficialista. Pero además, afronta sus propias necesidades de supervivencia política y sindical a partir del avance de sectores de la izquierda que le han arrebatado el control de diversas seccionales y que empujan, y exponen en ocasiones por fuera de la orgánica bonaerense del Suteba, sus propios reclamos y medidas de acción directa.

A ese cóctel que mezcla alineamientos políticos en general enfrentados al proyecto presidencial de Scioli y el reclamo que este año arrancó con la fuerte decisión de no comenzar las clases, hay que agregarle un dato tangible: la pelea de los gremios para que sus representados no pierdan más poder adquisitivo frente a la inflación y al nuevo escenario de quita de subsidios que impactará sobre el bolsillo de muchos asalariados.

En el gobierno provincial, que finalmente terminó elevando su propuesta de aumento para arribar a un acuerdo, insisten en que sectores K metieron la cola en el conflicto para estirarlo en el tiempo y dejar a Scioli en una posición incómoda. Y anotan algunos detalles.

 Fuentes sciolistas aseguran que la disputa salarial estuvo a punto de solucionarse el miércoles por la noche, en un encuentro reservado entre el propio Baradel y el Jefe de Gabinete, Alberto Pérez.

Dicen, que con los mismos números y porcentajes por los que se logró el levantamiento de los paros. Pero sostienen que un llamado que recibió en pleno cónclave el barbado dirigente sindical, hizo que la negociación se cortara.

La aparición pocas horas después del jefe del Suteba en un programa televisivo ultraoficialista, donde moderó críticas a la Nación y fue mucho más elocuente y duro con la administración Scioli, no sólo cerró el círculo de las sospechas para el Ejecutivo bonaerense: generó, aseguran en Casa de Gobierno, un profundo malestar del propio mandatario.

Algunas fuentes hablan de un llamado del Gobernador a la presidenta Cristina Kirchner. Otras versiones aseguran que ese contacto nunca existió. Pero a las pocas horas la historia empezó a torcer el rumbo: Pérez ocupó en la Televisión Pública el espacio que el día anterior había tenido Baradel y momentos antes la propia Cristina se mostró junto a Scioli en un acto oficial.

Esos dos hechos dieron paso a nuevos contactos reservados entre funcionarios bonaerenses y los sindicatos y la aparición de la oferta final de aumento bastante mejorada que se ventiló en la paritaria.

CANDELA II

La Legislatura estuvo la última semana a punto de generarle a Scioli otro dolor de cabeza. Fue cuando sectores K decidieron acompañar la creación de una comisión bicameral, pedida por el FAP, para auditar los gastos y otros aspectos de funcionamiento de la Dirección de Escuelas. Todo, en medio del paro.

“Esta es una nueva comisión Candela”, dicen que bramaron las pocas espadas sciolistas que quedan en Diputados, para comparar la investigación que se realizó en el Senado sobre el asesinato de la niña de 11 años en Hurlingham y que concluyó con severos cargos a funcionarios, policías y jueces. Al final el proyecto no se aprobó, pero fue otro eslabón anotado por el Ejecutivo en la cadena del bautizado “operativo desgaste”.(Fuente: EL DIA)

Comentarios