Panorama politico bonaerense

Unica opción: Profundizar la fidelidad

Será importante saber si en el discurso de reasunción, Scioli muestra un punto de inflexión inteligente ante tanta presión.
Será importante saber si en el discurso de reasunción, Scioli muestra un punto de inflexión inteligente ante tanta presión.

A horas de la reasunción del gobernador bonaerense Daniel Scioli, germina el interrogante, relacionado hasta con la filosofía política, referido a la capacidad de tolerancia de tantas señales políticas de encuadramiento con el gobierno nacional.

La última de las anécdotas, si vale esa categoría, tiene que ver con los dichos de la ministra de Seguridad, Nilda Garré, cuando hizo referencias un tanto críticas a la gestión de Daniel Scioli en esa materia.  La falta de control civil sobre la policía, el refuerzo del criterio de prevención y el enfoque más holístico sobre el combate hacia la delincuencia, figuraron en el discurso de la funcionaria.

Algo debe haber funcionado mal en el canal de comunicación con la Casa Rosada.  De lo contrario, algo que podría haber manifestado la Presidenta en un diálogo en privado con el gobernador, se ventiló públicamente por una radio porteña, con la presión que eso significa.

Podría significar un "vuelto"  por cierta tranquera que decidió poner Daniel Scioli, hace unas semanas, ante los requerimientos de desdoblar nuevamente el área de Justicia y Seguridad.  Y también podría significar la piedra fundamental de la forma que se viene de hacer política desde la Casa Rosada.  De este último ámbito pareció emitirse el mensaje cifrado de que no habrá más negociaciones, ni tentativas de persuasión hacia quienes no se cuadran lo suficiente.  Lo suficiente, en este caso, parece ser lo infinito para el Proyecto nacional, si se tiene en cuenta que es precisamente el mandatario bonaerense quien siempre expone sin tapujos sus gestos de fidelidad

Pero da la impresión que al mandatario provincial no le perdonan ni siquiera algún matiz con el cual quiera, ya no diferenciarse de Cristina, sino de mostrar una impronta propia.  Seguridad es la última trinchera que Scioli parece decidido a ceder.  Pero, según parece, esto no satisface a quienes, desde su kirchnerismo más ortodoxo, se encuentran ya "cebados" y dispuestos a ir por todo.

Será por demás importante saber si en el discurso de reasunción, Scioli decide mostrar un punto de inflexión inteligente ante tanta presión.  Transferir el poder en demasía, puede dar lugar a mucha incertidumbre en quienes aun piensan a Scioli como estandarte de un proyecto para el 2015 o como matiz dentro de un oficialismo que ahora parece hacer una mayor sintonía fina por el discurso único aún en la provincia de Buenos Aires.

Cada vez son menos quienes en voz alta le señalan a Scioli que se ponga a la cabeza de un sector interno, ejerciendo un liderazgo que bien puede ser compatible con la fidelidad hacia un proyecto nacional.  Eso lo ejecutan muy bien algunos gobernadores y legisladores que se consideran soldados ante la Casa Rosda pero Capitanes en sus territorios.

Scioli demuestra que es un soldado del proyecto. Eso sí tras haber intentado abrir algunas puertas de salida como lo fue durante el conflicto con el campo cuando quiso hacer un "despegue".  Luego, su adhesión a la vía de las "candidaturas testimoniales" le valió la única situación de caída en las encuestas.  Pero también hay que saber que ese sacrificio nunca fue bien ponderado por el kirchnerismo, que más bien lo consignó como un cumplimiento de un deber político y no como un aporte valioso.

Sin condiciones expuestas de capitán territorial, el oficialismo nacional le sigue dando tratamiento de soldado.  Como aquel que en un organismo de total verticalidad acata y no cuestiona y ni siquiera analiza o reorganiza las órdenes recibidas.

La lógica de estas horas indica que no son ventajosos estos tiempos para mostrar resistencia o audacia frente a las presiones desde un gobierno nacional que es el foro de atracción de todo el poder conquistado en las elecciones de octubre.

Además, una situación financiera igual o peor en la Provincia que la registrada hace cuatro años cierra el círculo de cómo debería ser una relación fluida y sin cortocircuitos con la Presidenta.

Tal vez la opción única esté en tolerar hasta lo intolerable.  Escuchar críticas de ministros y de dirigentes nacionales que quieran sumarse a este contexto de presiones en función de generar una instancia de discurso único y sin matices.

Una instancia donde Scioli podrá negociar los límites hasta cierto punto.  Con la única posibilidad que da algún freno que pueda imponer la opinión pública o la opinión mediática favorable con que aún cuenta el mandatario provincial.

Por el momento, la cautela y la prudencia reinan.  Una legislatura renovada y poblada de supuestos amigos lo espera para escuchar atentamente un mensaje donde se supervisarán hasta la última coma.   No será conveniente que ante los medios algún ala oficialista no muy amiga del sciolismo exprese algún eje discordante o ahorre elogios de manera intencionada.

Empieza una importante etapa de convivencia con el vicegobernador Gabriel Mariotto, de quien según se sabe, está gestando una importante adhesión con el objetivo de constituir o configurar las fronteras doctrinarias de lo que debe ser el proyecto nacional en el territorio bonaerense.  Hace cuatro años se permitía algún matiz. Hoy parece que constituir un matiz parece un verdadero lujo en estos tiempos. 

Fuente: Agencia NOVA

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