La gobernadora Vidal es la que mejor imagen tiene a nivel país. (Dibujo: NOVA)
Por
Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura
Esta
semana diferentes consultoras coincidieron en la caída de la imagen positiva
del presidente Mauricio Macri, producto de los tarifazos, la inflación y
algunos desaciertos en los acuerdos legislativos.
El
dato negativo para la gestión presidencial llevó a pasar por alto otro aspecto
de los sondeos, que dan cuenta de la importancia de la provincia de Buenos
Aires en la proyección nacional de los dirigentes.
La
gobernadora María Eugenia Vidal es hoy por hoy la referente de Cambiemos con
mejor imagen, no sólo en territorio bonaerense, sino en todo el país, según los
número del Centro de Estudios de Opinión Pública que dirige Roberto Bacman.
Con
un 48 por ciento de opiniones positivas, la mandataria supera por 3 puntos la
imagen positiva del presidente y su caída no sólo fue menos pronunciada, sino
que estuvo más atada a políticas nacionales que a errores propios.
Además
la imagen negativa de Vidal es relativamente baja y, como en el caso de Macri,
hay un importante número de "regulares" que de forma relativamente
rápida podrían volver a ser “positivos” si en el segundo semestre empiezan a notarse
aciertos en la gestión.
El
dirigente con mejor imagen a nivel nacional es también bonaerense. El diputado
y referente del Frente Renovador Sergio Massa cosecha un 51 por ciento de
opiniones favorables y es hoy por hoy el único que supera en imagen positiva la
suma de la imagen negativa y la regular, es decir que en cualquier análisis su
imagen positiva absoluta (positiva menos negativa y en algunos casos también menos
regular), siempre arroja saldo a favor.
Dentro
del peronismo oficial, Florencio Randazzo mantiene un posición expectante y se
proyecta como uno de los referentes de mayor peso de ese espacio y, para
sorpresa de propios y ajenos, quien en este momento puede disputarle el lugar
es ni más ni menos que Daniel Scioli, ex candidato a presidente del FPV.
Con
mayor imagen negativa que el ex ministro, Scioli cosecha buenas opiniones en el
peronismo, el kirchnerismo y en sectores independientes, lo que lo convierte en
un referente a tener en cuenta a la hora de pensar en el 2017.
De
más está decir que estos números no miden todavía el impacto de la detención
del ex secretario de Obras Públicas del kirchnerismo, José López, que
seguramente harán mermar el apoyo a los dirigentes que formaron parte del
gobierno anterior.
Finalmente
y mal que les pese a los "Lilitos", Elisa Carrió todavía no aparece
entre las preferencias de los argentinos y mucho menos de los bonaerenses a
pesar de los esfuerzos de instalación de las últimas semanas, que llevaron a la
chaqueña a salirse del libreto y abandonar la comodidad de los estudios de TN y
participar de otros medios, todavía no bonaerenses, pero si con penetración en
zonas de la provincia a los que no llega la señal de noticias de Clarín.
El troskirchnerismo
La
detención del ex número 2 de Julio de Vido aceleró los procesos de degradación
que se venían operando en el seno del Frente para la Victoria, la atomización
parece inevitable y por el momento no aparece un polo de atracción que aglutine
a los fragmentos de este espacio que continúan alejándose del cristinismo.
La
respuesta de Cristina Fernández de Kirchner a través de las redes sociales tuvo
como único objetivo despegarse del hecho y contener a los propios. Ni una sola mención hace la ex presidenta a
la relación de más de 30 años de López con el kirchnerismo, ni a las
responsabilidades que le caben a su gestión aunque más no sea por fallar en los
controles.
Esta
insistencia en buscar culpables siempre por fuera del espacio propio generó
desde siempre un movimiento centrífugo que fue expulsando dirigentes y
militantes del FPV, pero hoy amenaza con marginalizar completamente a por lo
menos una parte del ultrakirchnerismo.
En
reiteradas ocasiones, con mucha ironía y no sin un poco de malicia, el diputado
de izquierda y ex candidato a gobernador del FIT, Néstor Pitrola, manifestó que la militancia
camporista “será bienvenida” porque el kirchnerismo ocupó “con mentiras, un lugar
del progresismo”.
Cierto
es que en el resto del país la militancia de base del ultrakirchnerismo tiene
una historia anterior que le permite sortear cualquier desaguisado y
reconvertirse de ser necesario. Pero en
la provincia de Buenos Aires, la carencia de referencias territoriales complica
cualquier intento de salida ordenada de esos sectores.
La
pregunta es a dónde irán a parar los que votaron a José Ottavis como referente
de la lucha contra la economía concentrada y hoy lo ven pasearse por todos los
programas de los canales que defienden a esos grupos, con actitud más que
amigable.
Un
análisis apresurado concluiría que el resultado de ese movimiento sólo le suma
a la antipolítica, sin embargo no se puede negar el mérito del kirchnerismo en
politizar de verdad a amplias capas sociales, sobre todo de la juventud.
Y
es por eso que esta izquierda aggiornada que representa el FIT, cada vez más
inserta en el sistema, más democrática y menos revolucionaria en términos
clásicos, se vuelve atractiva para aquellos desencantados del experimento del
kirchnerismo territorial bonaerense.
Esto
no quiere decir que la experiencia haya sido un fracaso completo para el
camporismo, sin dudas que en la etapa que se viene nacerán liderazgos
auténticos de ese espacio, pero no sería raro que el 2017 encuentre a una parte
discutiendo con fervor sobre la necesidad de eliminar el “piso proscriptivo”
del 1,5 % en las PASO.
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