Por Eduardo Rivas, corresponsal de NOVA en Zárate.
Los cementerios municipales fueron tema recurrente durante la pandemia por variadas cuestiones. Inicialmente porque el Municipio los había cerrado e impedía que los vecinos pudieran acercarse a rendir homenaje a sus familiares. Incluso cuando ya se habían distendido las medidas en muchos Distritos, Zárate seguía negando la posibilidad de acceso a las necrópolis.
Tiempo después el Cementerio Municipal de Zárate volvió a ser noticia porque según denunciaban trabajadores del área y vecinos involucrados, no se sepultaba a los fallecidos y estos se acumulaban en diferentes sectores del cementerio. Incluso algunos de ellos estaban catalogados como fallecidos por COVID-19, lo cual sumaba una complejidad mayor a una realidad que ya era, de por sí, compleja.
Cuando por fin se habilitó la posibilidad de visitar el cementerio los vecinos se encontraron con que el mantenimiento del predio durante el aislamiento estuvo muy lejos de lo deseado. El grado de abandono era alarmante, y se sucedieron las denuncias sobre hechos de vandalismo y de robos en sepulturas y nichos de las necrópolis locales.
Las imágenes son muy tristes. Decía el Intendente Cáffaro en relación al Polideportivo Municipal erigido en lo que tiempo atrás fuera el Frigorífico Smithfield y hoy se está convirtiendo en un barrio de lujo al que la mayoría de los zarateños accederán a ver, como dice el tango, ‘con la ñata contra el vidrio’, que ‘ahí van a estar las raíces de nuestros viejos, de nuestros padres y de nuestros abuelos, por eso pusimos tanto énfasis en recuperar todo ese patrimonio arquitectónico, porque si nosotros no nos sentamos sobre esto, realmente perdíamos nuestra memoria y perdíamos nuestras raíces’, sin tener en cuenta que donde hoy están nuestros abuelos ocurre todo esto por su desidia y la de su gobierno.