El 10 de diciembre de 1983, luego de la oscuridad de la dictadura más nefasta que padecimos todos los argentinos, comenzamos a recorrer la feliz aventura de vivir de la democracia.
Treinta años después de aquellos tímidos y temerosos inicios, podemos orgullosamente los argentinos sostener, con absoluta convicción, que el augurio de Don Raúl Alfonsín sobre los cien años de democracia es hoy una realidad indiscutida.
Con nuestros más y nuestros menos, celebremos entre todos este camino que decidimos transitar hace treinta años y vaya nuestro reconocimiento a quien con absoluta unanimidad todos los argentinos consideramos como padre de la Democracia Argentina. Gracias Raúl Alfonsín.
Juntos por Areco