Panorama político bonaerense

El dilema de Scioli: oficialista u opositor

Daniel Scioli, ¿opositor u oficialista?, ¿ángel o demonio?. (Dibujo: NOVA
Daniel Scioli, ¿opositor u oficialista?, ¿ángel o demonio?. (Dibujo: NOVA

Aunque se niegue a reafirmarlo, el gobernador bonaerense quiere ser candidato a presidente en 2015. Sólo una vez reconoció su máxima aspiración política, pero fue tan castigado por la dirigencia kirchnerista que no volvió a repetirlo. Su osada ambición ya tiene competencia, dentro y fuera del oficialismo. Sin embargo, lo que lo desvela es si podrá erguirse o no como el candidato de la Presidenta, aún cuando muchos de sus colaboradores son acérrimos antikirchneristas.

La jugada de la presidenta Cristina Kirchner de ubicar a Jorge Capitanich como jefe de ministros fue leída por el mundillo político como la presentación de su posible heredero. Su designación restó protagonismo a Daniel Scioli, quien se ubica entre los gobernadores con aspiraciones a sucederla en 2015.

Aún cuando restan dos años de gestión, el arribo del chaqueño al Gabinete nacional eclipsó a todos los posibles candidatos, inclusive a Sergio Massa, otro de los anotados en la carrera por la presidencia, envalentonado por los resultados de las legislativas pasadas.

A esos guarismos hay que sumarle cómo quedó configurado el nuevo panorama político: mientras Scioli, que se puso al hombro la campaña de Martín Insaurralde, quedó desgastado luego de perder frente al tigrense; Capitanich ratificó su poder en Chaco, al ganar con casi el 60% de los votos.

Sin embargo, los hechos posteriores a la jura como nuevo jefe de Gabinete demostraron que Capitanich estaba alerta. Por algo dejó la gobernación con un cauteloso pedido de licencia. Ser la cara visible de un gobierno opacado por los años y los problemas también podía desgastar su imagen y poner en jaque una virtual candidatura.

Por estas horas, Capitanich está en caída y el calificativo de rival “fuerte” se va diluyendo. Pero el dilema del gobernador bonaerense es otro: ya no sólo está preocupado por una posible “bendición” de la Presidenta sino por la posibilidad  de erguirse como un candidato opositor al kirchnerismo.

Los nuevos nombramientos en el interior de su gestión demostraron que existe un acuerdo explícito con Francisco De Narváez. La designación de Gustavo Ferrari, mano derecha del “Colorado”, al frente de la Asesoría General de Gobierno, fue el primer dato llamativo.

Ferrari ha cosechado un perfil hipercrítico de la Casa Rosada y, en consecuencia, también lo fue de la gobernación bonaerense. Las versiones de un posible pacto sobrevolaron las PASO y el propio Ferrari señaló en aquel momento: “Nosotros podemos admitir errores pasados, pero sugerir que nuestro espacio podría tener algún vínculo con el kirchnerismo después de 10 años de ser franca oposición, e incluso en el ámbito personal Francisco recibir persecuciones, y denuncias penales, es algo increíble".

La jugada se completó con el arribo de dos alfiles más de De Narváez: Franco La Porta, que se hizo cargo de la Secretaría de Planificación y Servicios Públicos dependiente del Ministerio de Infraestructura; y Gonzalo Atanasof, quien tras ser derrotado en las urnas cuando buscaba renovar su banca en Diputados, fue convocado para hacerse cargo de la dirección de AUBASA.

En los últimos días el gobernador declaró que “el país está preparado para una nueva etapa de transformaciones profundas”. La afirmación, que puede ser leída como una desestimación de la llamada “década ganada”, pasó silenciosa entre la dirigencia. En el medio del conocido discurso neutro del gobernador, estas palabras podrían marcar de qué lado se está parando de cara al 2015. 

Fuente: Agencia NOVA

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